22.5.07

revista Ñ número 19 del 19.8.2006 escrita por mara balestrini y emanuel rodriguez

Arte del desecho La artista cordobesa Isabel Caccia ganó el Primer Premio del 28º Salón Ciudad de Córdoba con fotos de plantas que crecen en la calle. Además, intervino un museo de El Salvador con redes de cancanes usados. Mara Balestrini Emanuel Rodríguez Al igual que los de su madre, los cajones del ropero de Isabel Caccia estaban llenos de cancanes corridos, fuera de uso, amontonados en bolsas. Inútiles, suponían para la artista cordobesa una especie de patología, “el trauma del coleccionismo de cancanes corridos”. Todo cambió cuando las medias en desuso se convirtieron en una posibilidad de arte. En la sencillez de la idea radicó la fortaleza del proyecto: intervenir espacios con cancanes rotos, enajenados de su función original, transformados en elementos plásticos sólo por el gesto de la artista. Con sus propias medias no alcanzaba, entonces Isabel propuso una convocatoria acaso inédita: desparramó por e-mail la consigna “compro cancán corrido, pago pintando las uñas”. “Murmullos en la piel” comenzaba a tejerse. Primero en Córdoba, luego en Rosario, en España, y finalmente en El Salvador, las mujeres convocadas por la artista llegaron con sus cancanes usados –confirmando que esa patología de guardar medias rotas era masiva–, y, como una auténtica manicura, ella les pintó las uñas en forma de pago. Creó así un espacio de intimidad y comunicación del que brotaron cientos de historias femeninas, un anecdotario tan rico que ameritó ser registrado en videos y fotografías. “Esta etapa es casi una excusa –explica Isabel– es ahí donde las mujeres me cuentan cosas insólitas y súper íntimas, ya que se provoca un diálogo de confesión”. Mass media En el Museo de Arte de El Salvador, el proyecto de Isabel cobró su mayor envergadura: allí la artista divulgó la propuesta “intercambio pantys usados por arreglo de uñas” a través de medios masivos de comunicación. “Me hicieron entrevistas en la radio, donde la gente participaba llamando para contar experiencias. Por ejemplo, contaban que se les exige que tengan cancanes en el cajón del escritorio de la oficina por si se les corre el que llevan puesto”. Así, a propósito de un elemento muy cotidiano “se iba tejiendo una trama de comentarios que llegaba a develar aspectos densos o crueles que tienen que ver con una rígida estructuración de la estética”, explica Caccia, a la vez que cuenta: “Las mujeres de El Salvador que usan cancanes tienen problemas de micosis porque el clima es caluroso y húmedo. Aun así, están obligadas a usarlos, es una exigencia. Otras mujeres me contaban el problema de las azafatas que deben usar medias: en caso de incendio, el nylon se adhiere a la piel y causa quemaduras graves. La media tiene su parte estética, bella y sensual, pero también tiene una contraparte muy negativa, incluso violenta”. La tercera fase del proyecto supuso el trabajo del material, desgarrar las medias para tratarlas plásticamente. En El Salvador, las mujeres que circulaban por el museo se ofrecían para ayudar a Isabel en el proceso y mostraban pasión por romper sus medias. Con cientos de pantys transformados en una trama laberíntica y resistente, la artista cordobesa intervino durante diez días un patio interno en el que había una montaña de piedra volcánica rodeada por palmeras. “Elegí ese lugar del museo para volver a una instancia intermedia entre espacio cerrado y abierto”, explica. Allí, las medias de muchas mujeres, impregnadas de su intimidad, de vivencias y anécdotas, modificaron el entorno, estiradas y entrelazadas ligaron plantas con piedras, asumiendo la forma de una telaraña gigante. “La gente que da sus medias –agrega Isabel– va luego a verlas instaladas, se siente parte de la obra y en esa instancia se supera la cuestión plástica o de composición pictórica, y surge una cuestión emocional”. La media de cada mujer posibilita la incursión de lo anecdótico, de lo íntimo a la obra, elementos que completan y humanizan la propuesta de Caccia a la vez que brindan un espacio para su resignificación constante. Así, las historias de estas mujeres se vuelven protagonistas y logran que un gesto artístico inicial descomponga en interrogantes acerca de cuestiones de género, la creación cultural de estereotipos, las patologías urbanas, la esfera de lo público y lo privado. La vida que crece en las fisuras Recuperar el desecho para convertirlo en elemento artístico es una idea frecuente en la obra de Isabel Caccia. Así como desde las medias rotas germinó la idea de “Murmullos en la piel”, en “Plantitas de la calle de Córdoba”, Isabel Caccia insiste en el concepto del arte a partir del residuo. Las fotografías de las plantas que crecen en los resquicios de la ciudad, que buscan su camino entre las baldosas rotas, las grietas del pavimento y los caños olvidados, le valieron a Isabel el Primer Premio del 28º Salón Ciudad de Córdoba. Se trata de un gesto en torno de “la vida que crece en las fisuras”: una intervención en plantitas silvestres a las que la artista les cose lentejuelas, mostacillas y canutillos, para luego fotografiarlas y conseguir imágenes tan bellas como insólitas. “Las plantas daban brotes, se regeneraban a partir de las heridas”, cuenta Isabel. No morían después de haber sido intervenidas. De esta manera, la obra sugiere vínculos entre lo natural y lo artificial, lo brutal y lo estético, acaso de forma ineludible, acaso involuntaria. La planta que es intervenida con elementos meramente decorativos desarrolla brotes, redefine su vitalidad en torno a lo que le ha sido añadido. Ilustrando el vínculo entre naturaleza y artificio, el arte aparece como una posibilidad de comunión entre los opuestos. Se trata del mismo vínculo que insinúan los cancanes que se enroscan en las ramas y los troncos. Las medias adquieren allí un valor parecido al de las mostacillas y los canutillos: lo artificial en función del embellecimiento de lo natural. Caccia Básico San Francisco, Córdoba, 1975. Artista. Se define como una “artista multimedios”. Integra el Grupo 00, colectivo de artistas dedicado a la reflexión, producción y gestión en torno del arte plástico. Entre sus exposiciones individuales se destacan: Murmullos de piel (2006, Museo de Arte de El Salvador), Limen y diamantes (2005, Espaciocentro-Arte Contemporáneo, Córdoba); Vitalis (2002, Juana de Arco, Bs As). Este año presentó en el Videotage de Hong Kong su video Cancán recorrido, y expuso en Caja negra/cubo blanco en Arteba. El 12 de junio ganó el Primer premio XXVIII Salón Ciudad de Córdoba, con fotografías de su serie “Plantitas de las calles de Córdoba”.